Giovanni da Verrazano |
En 1523, el rey Francisco I de Francia persuadió a Giovanni da Verrazano (imagen de la derecha obtenida de Wikimedia Commons) para que formase una expedición con el fin de descubrir un acceso marítimo a Asia, navegando en dirección occidental. La flota salió de Diette y después de haber bordeado el litoral atlántico y haber cruzado el océano, llegó a Carolina del Norte, explorando sus costas en dirección norte, para anclar en la Bahía de Nueva York el 17 de abril de 1524. A su llegada, da Verrazano bautizó el lugar como Nueva Angulema, en honor al rey Francisco I, duque de Angulema.
Tras el regreso del italiano a Francia, muy pocos países tenían la capacidad, tanto económica como logística, para navegar hasta el Nuevo Mundo, pero los exploradores llegaban de todas partes de Europa. Uno de ellos fue el inglés Henry Hudson, un veterano navegante que fue contratado por la Compañía Holandesa de la Indias Occidentales para encontrar el mismo paso que Giovanni da Verrazano había buscado años atrás. Hudson ya había intentado otra veces encontrar esta manera más corta de llegar desde Europa a Asia por mar y esta vez no fue distinta de las otras, pero lejos de desistir, siguió el consejo de otro explorador amigo suyo y se dirigió al norte hacia la isla de Terranova, en Canadá. Bordeando la costa, se adentraba en cada desembocadura de río que encontraba. El 2 de septiembre de 1609, Hudson entró en la bahía de Nueva York y remontó el río todo lo que la navegación le permitió a su flota para dar media vuelta hacia el océano atlántico. A su vuelta, descubrió, en nombre de la Compañía Holandesa de la Indias Orientales, el lugar donde se situaría más tarde la ciudad de Nueva York.
Hudson en la bahía de NY (ushistoryimages.com) |
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